viernes, 25 de mayo de 2012

Caminar solo, o en grupo




Dentro de lo que es la senda pagana, existen dos opciones: recorrerla en solitario, o con más gente.

Lo bueno que tiene ser solitario es que vas a tu ritmo, no tienes que adaptarte a otras personas, realizas los rituales a tu manera, haciendo los trabajos mágicos cuando buenamente puedas, vas aprendiendo e investigando lo que te va llamando en cada momento.Para la gente con poco tiempo, es difícil participar en un grupo (ya sea un grupo de estudio, un coven...) ya que se pide un nivel de asistencia a los rituales y demás (cosa completamente lógica) y no todo el mundo dispone del tiempo necesario. La espiritualidad es algo muy personal, cada cual tiene una forma sentir, para cada uno tiene un significado distinto, por eso creo que la práctica en solitario te ayuda a acercarte de forma más personal y profunda a los Dioses, evolucionas de una manera muy íntima...hasta cierto punto.
Y digo hasta cierto punto, porque la práctica en solitario tiene también sus desventajas.
Por ejemplo, es más complicado realizar el círulo o algunos rituales, porque no tienes/has tenido nunca a nadie que te guíe, puedes equivocarte y sin la ayuda de otros es posible que no sépas dónde, o que no puedas resolver todas tus dudas, porque internet es una herramienta muy útil, pero la experiencia que otra persona te pueda transmitir no tiene igual. Tampoco tienes experiencia para realizar rituales en grupo, ni para hacer ritos de paso en las que es necesaria la participación de otras personas. 


Llega un momento en el que te quedas estancada, corta. Que notas que "necestias más". Y es lo que me está pasando a mí. 

Siempre he sido defensora de la práctica en solitario, pero me estoy dando cuenta de que no me vale. Necesito más. 

He podido practicar poco por mi situación personal, que no dispongo de la  intimidad ni espacio necesarios en casa. Y cuando he necesitado hacer algo que no dominaba muy bien, no he podido al carecer de consejo o de una guía. Cada semana que ha ido pasando, he sentido una llamada muy fuerte, una necesidad importante de conocer y profundizar con mis Dioses....y no he podido contestarla porque no he sabido cómo. 

Aunque trabajar en grupo me parecía que tenía algunos inconvenientes (tener que adaptarte a los demás miembros, no poder hacer los rituales como te parece mejor, sino por consenso, etc) ahora, y cada día más, me doy cuenta que las ventajas son mayores. La energía de un grupo es mayor a la de un solitario (o eso dicen simpre las personas que tienen la experiencia de trabajar en coven), aprendes con más rapidez, tienes a quien te apoye cuando tengas alguna duda, tienes con quién compartir experiencias, puedes realizar rituales que no son concebibles en soledad...y un largo etc. 

Por supuesto, trabajar en un grupo no quiere decir que dejes tu práctica personal, ni muchísimo menos, es más, los paganos miembros de grupos de estudio o de covens, aparte, tienen una practica personal muy importante, diaria. 
Solo que me he dado cuenta de que el ideal es que ambas posibilidades se complementen, es decir, tener un grupo para trabajar, pero a la vez, realizar tu trabajo personal.
Cada vez siento con más fuerza que trabajar en solitario no me está ayudando nada a avanzar, más bien me he quedado en la superficie. Necesito profundizar, y creo que con un grupo me sería más sencillo. 




domingo, 6 de mayo de 2012

La Diosa en el Reino de la Muerte.

Bueno...pues una conversación en el foro de wiccanos me ha hecho recordar este realto que explica el ciclo de vida-muerte-renacimiento.
Es una historia muy bonita, que leí por primera vez en el libro "La Danza en Espiral" de Starhawk, y lo copio tal como sale en el libro. Espero que os ayude a comprender cómo y por qué la rueda gira y gira y gira año tras año....:)

 
En este mundo, la Diosa es vista en la Luna, la luz que brilla en la oscuridad, la que trae la lluvia, que mueve las mareas, Doncella de los misterios. Y como la Luna crece y mengua, y camina durante tres noches de su ciclo en la oscuridad, también se dice que, en una ocasión, la Diosa pasó tres noches en el Reino de la Muerte.
Porque, enamorada, Ella busca continuamente a su otro Yo, y en una ocasión, en el invierno del año, cuando Él había desaparecido de la verde Tierra, Ella lo siguió y finalmente llegó a las puertas tras las cuales los vivos no van.

El Guardián de la Puerta la desafió, y Ella se quitó la ropa y sus joyas, porque nada puede llevarse a esa tierra. Por amor, ella fue atada, como deben serlo todos los que entran ahí, y fue llevada ante Él, que era la Muerte misma.
Él la amaba, y se arrodilló a sus pies, colocando ante ella su espada y su corona, y le dio el beso quíntuple, y le dijo:
-No vuelvas al mundo de los vivos. Quédate conmigo y ten paz, descanso y consuelo.
Pero ella le respondió:
-¿Por qué haces que todas las cosas que amo y con las que me deleito mueran y se marchiten?
-Señora-dijo Él-es el destino que todo lo que vive muera. Todo pasa; todo desaparece. Yo ofrezco alivio y consuelo a quienes pasan por estas puertas, para que puedan volver a ser jóvenes. Pero Tú eres el deseo de mi corazón. No vuelvas ahí; quédate aquí conmigo.

Y Ella permaneció tres días y tres noches con Él, y al fin de la tercera noche, tomó su corona y ésta se convirtió en un adorno circular que Ella se puso alrededor del cuello, diciendo:
-He aquí el círculo del renacimiento. A través de Ti todo muere en la vida, pero a través de Mí todo puede volver a nacer. Todo pasa, todo cambia. Incluso la muerte no es eterna. Mío es el misterio de la matriz, que es la caldera del renacimiento. Entra en Mí y conóceme, y estarás libre de todo temor. Porque la vida no es sino un viaje hacia la muerte, y la muerte no es más que un tránsito para volver a la vida, y en Mí el círculo está girando eternamente.
Enamorado, Él entró en Ella, y así renació a la vida. Sin embargo, Él es conocido como Señor de Las Sombras, el que alivia y consuela, el que abre las puertas, el Rey de la Tierra de la Juventud, el que da la paz y descanso. Pero ella es la afable madre de toda vida; de Ella proceden todas las cosas, y a Ella regresan. En Ella están los misterios de la muerte y el nacimiento; en Ella está la realización de todo amor.